Cuando el presidente de la República, Luis Abinader, reclamaba con vehemencia en foros internacionales la rápida intervención de la comunidad internacional, especialmente, a los Estados Unidos, Canadá, Francia y a la ONU que asumieran con la debida responsabilidad la solución al caso haitiano, en virtud de que la solución no estaba en la República Dominicana. No le hicieron caso.
La petición anti país de pedirle al presidente que aceptara en suelo dominicano al primer ministro haitiano Ariel Henry sin carta de rutas, por tiempo indefinido para dirigir desde aquí a su país. A todas luces, fue y sigue siento descabellado. Hoy, frente al hecho, esa misma comunidad internacional tiene la desfachatez de pedirle al país, «que por asunto de humanidad» no deporte a los haitianos ilegales, y que por el contrario, los acepte como refugiados, o sea, “crear campos de refugiados de haitianos en el país».
Irresponsablemente «siguen creyendo y planteando aviesamente que la solución de la grave crisis de gobernabilidad y de existencia de Haití está en mano de la República Dominicana», por lo que estamos obligados a cargar con Haití, con todo lo implica eso. Y, ellos, continuar » Lavarse las Manos como Poncio Pilatos. así lograr también, que la República Dominicana. Se desmoronen
Tanto la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como Estados Unidos, Canadá y Francia se hicieron de la vista gorda, miraron para otros lados, con la clara intención de dejar deteriorar al máximo, incontrolable, sin horizonte claro, justo donde se encuentra Haití en estos momentos para reiterar su macabra posición en contra del interés nacional.
Hay sacerdotes dominicanos que están asumiendo la vocería de esos intereses foráneos y otros que les sirven de plataformas, traicionan la patria, nuestra soberanía y la existencia de RD como nación, país.
Sin dudas, son malos dominicanos, traidores a la patria. Frente a esos desmanes, la respuesta debe ser el repudio a dicho plan y unificarnos alrededor de la firme posición del primer mandatario de la nación, es decir, mantener en alto la dominicanidad.
Ya lo dijo el padre de la patria, Juan Pablo Duarte:
«Mientras no se escarmiente a los traidores como se debe, los buenos y verdaderos dominicanos serán siempre víctimas de sus maquinaciones.” — Juan Pablo Duarte.
También nos dijo: “Nuestra patria ha de ser libre e independiente de toda potencia extranjera, o se hunde la isla»
Y así será. Unidad para defender el interés nacional. Que así sea.
Por Mercedes Castillo